Documentos que cuentan historias/
El aerolito de Santa Rosa de Viterbo, que cayó en este municipio de Boyacá en 1810, fue ignorado, admirado, robado, recuperado y, finalmente, estudiado por la UNAL a inicios del siglo XX. Su particular historia es tan colombiana como el desdén que ha habido por la ciencia en nuestro país.
Un documento patrimonial, fechado el 25 de abril de 1906, muestra el pedido que realizó el gobierno de Rafael Reyes Prieto a la entonces Facultad de Matemáticas e Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia para analizar unas virutas resultantes del corte que se le hizo a la enorme piedra de hierro extraterrestre de 612 kilos.
Este se puede considerar como el primer estudio científico realizado en Colombia del meteorito de Santa Rosa de Viterbo, debido a que las anteriores pesquisas fueron realizadas por extranjeros o por entidades científicas de otros países a donde llegaron muestras del aerolito (como también se le llama a esta clase de objetos caídos del cielo).
Lo particular de esta historia es que la llegada de las virutas a la UNAL no obedeció estrictamente a un interés científico, sino a uno más bien circunstancial. Unos meses antes, el naturalista y explorador estadounidense Henry A. Ward visitó Colombia interesado en la famosa piedra de hierro; en esa época eran muy pocos los meteoritos disponibles para estudio y exhibición en el mundo.
Desde antes de llegar, el extranjero tenía un propósito claro: comprar el meteorito y llevárselo a Estados Unidos para dividirlo en múltiples partes y revenderlo a varios museos y centros de investigación. ¡Cuál sería su asombro al llegar y verlo como el principal monumento del pueblo!
Así es, la roca estaba en el centro de la plaza principal y era el orgullo de los pobladores; y es que una roca caída del cielo no se ve en todos lados, aunque décadas antes, por el desconocimiento de su importancia, estaba olvidada como yunque en un solar del municipio.
Ward, pese a la sorpresa, no desistió en su idea y convenció, por unos cuantos pesos, a los asambleístas de la provincia de Tundama para que le vendieran el meteorito; eso sí, a espaldas de los habitantes. El estadounidense y los asambleístas decidieron poner en reemplazo una estatua del presidente Rafael Rayes, quien era oriundo del poblado, y así dejar algo que admirar en la plaza principal.
Fue un periodista el que se dio cuenta de la treta y escribió un artículo de prensa informando sobre el robo. La noticia llegó hasta el mismo presidente Reyes quien, tratándose de un suceso ocurrido en su tierra natal, ordenó la captura del extranjero, la recuperación de la roca y su respectivo estudio.
Desde ese momento, el aerolito de Santa Rosa de Viterbo adquirió mayor reconocimiento del que ya tenía. Algunos registros históricos aseguran que de este sacaron hierro para completar una de las espadas de Simón Bolívar. Además, el mismo Alexander von Humboldt envío una comisión para comprobar que era un cuerpo llegado del espacio exterior.
En la actualidad, fragmentos de este meteorito están repartidos en varios museos del mundo, pero la pieza principal esta resguardada en el Museo Nacional, en Bogotá. Es un patrimonio científico del país, cuya historia se puede encontrar en los documentos patrimoniales, como los que resguarda el Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia.
https://innovacionyciencia.com/articulos_cientificos/meteoros_bolidos_y_meteoritos_en_colombia
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15056098
https://www.banrep.gov.co/impresiones-de-un-viaje/index.php/episodios/view?id=45