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Sedes de frontera: conexión real con la nación

Sedes de frontera: conexión real con la nación

 

La historia de la creación de las sedes de Presencia Nacional es la materialización de un soporte real del Estado a territorios vulnerables, una tarea aún en marcha. Así se indicó en Tertulias Universitarias: Recordando y Proyectando.

 

 

 

 

 

Bogotá D.C. 11 de marzo de 2020. Las sedes de Presencia Nacional (antes llamadas de Frontera) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) le permitieron al país reconocer los complejos problemas de las regiones limítrofes y construir nación desde el conocimiento. Este es un patrimonio que aún no es suficientemente valorado por parte de la comunidad académica y gubernamental, pero sí por los territorios, donde se reconoce esta labor y se le sigue exigiendo a la Institución.

En lo anterior coincidieron los académicos Beatriz Sánchez Herrera, exvicerrectora general; Socorro Ramírez, investigadora del IEPRI; Fernando Franco Hernández, exdirector de la sede Amazonia; y Santiago Moreno González, exdirector de la sede Caribe, quienes participaron en esta edición de Tertulias Universitarias: ¿Cómo se concibieron las sedes de frontera? En esta oportunidad la charla se centró no solo en rememorar cómo la UNAL se asentó en la isla de San Andrés y las ciudades de Leticia, Arauca y Tumaco, sino también en dejar observaciones de cómo consolidar aún más su presencia.  

El profesor Santiago Moreno comenzó el diálogo explicando que la concepción de una institución realmente de la nación se gestó en los sesenta, cuando a la Institución le asignaron varias responsabilidades, como fueron la constitución del Centro Experimental de Investigación Amazónica (creado por Ley de la República), la protección de la Serranía de la Macarena y el manejo de la Estación Roberto Franco, en Villavicencio. Además, en esa década, docentes del Instituto de Ciencias Naturales y el Departamento de Geografía de la sede Bogotá recorrieron el país para realizar investigaciones que pusieron de manifiesto escenarios poco conocidas en los niveles centrales del país.

“Ya en los años ochenta, en la rectoría del profesor Marco Palacios Rozo, se realizó un inventario de los inmuebles de la UNAL. Él se cercioró que existía un terreno en Leticia de 120 hectáreas, poco conocido, pero que tenía una fuerte presencia de investigadores. Luego, en la rectoría del profesor Ricardo Mosquera Mesa, se creó la Estación Científica de Leticia, cuyo primer director fue el profesor Camilo Domínguez. El espacio en Leticia se consolidó aún más con el apoyo de varios programas de investigación, la construcción de nuevas instalaciones y la realización de eventos académicos, como el Programa de Desarrollo Amazónico”, relató el profesor Moreno.

Lo anterior es considerado como la semilla de lo que luego sería la sede Amazonia, proyecto que se concretó con el rector Guillermo Páramo, quien ante la amenaza de perder esos terrenos por intereses locales, decidió proteger el trabajo académico y científico que allí se realizaba. “Él encontró en Leticia instalaciones confortables con las particularidades del contexto tropical amazónico, y teniendo como respaldo el Decreto 1210 que daba vía libre a crear nuevas sedes, puso en marcha el proyecto, que también le permitió concretar un espacio en la Isla de San Andrés, dando origen así a las sedes de Frontera”, describió el arquitecto.

El profesor resaltó que la conformación de cada una de las sedes de Presencia Nacional obedeció a contextos territoriales muy particulares y no a un modelo único. La del Caribe, por ejemplo, surgió ante la necesidad del Gobierno nacional (de mano del exviceministro de Educación Antonio José Lizarazo) de hacer soberanía y contener la llegada al archipiélago de San Andrés de una universidad estadounidense de corte protestante. La de Orinoquia, para garantizar la presencia en una zona estratégica para el desarrollo económico, político y social del país, en una frontera rica en recursos minero-energéticos. Y la de Tumaco para abordar el conflicto social y de pobreza histórica del Pacífico colombiano.

Una presencia aún en construcción

De acuerdo con la profesora Beatriz Sánchez, exdecana de la Facultad de Enfermería, aunque la Universidad Nacional de Colombia lidera procesos trascendentales en esos territorios, “aún muchos la ven como una Institución elitista porque solo recibe a unos pocos; sorda, porque se pide ayuda para asuntos muy regionales y los investigadores se enfocan en lo que a ellos les parece más importante; y soberbia, porque piensan que es un lugar con un reducido grupo de sabios que hacen cosas importantes exclusivamente para publicar artículos científicos, pero desconectados de las comunidades”. 

Entre tanto, la profesora Socorro Ramírez indicó que el papel de las sedes de Presencia Nacional ha sido fundamental para que el país, en general, se reconectara con las diversas realidades tanto de sus fronteras como las de los países limítrofes. Explicó, por ejemplo, que con la sede Caribe se le mostró al nivel central que Colombia debía asumir su identidad caribeña, dentro de una macro región con las que existen fuertes conexiones culturales y sociales que, incluso hoy, no se reconocen. Y con la sede Amazonia se comenzó a asumir una identidad gran-amazónica al lado de países como Brasil.

“Las sedes de la UN han permitido que el país deje de simplificar las problemáticas regionales y se acerque a su multiculturalidad y desafíos; también a entender que los territorios no se construyen desde Bogotá, pues es ilógico que un diálogo sobre el Amazonas se haga desde la capital, cuando existe una sede en Leticia que puede congregar a las universidades amazónicas, como ya ha ocurrido”, dijo la profesora Ramírez.

En concordancia, el profesor Fernando Franco Hernández, exdirector de la sede Amazonia, expresó que la Universidad, hoy en día, con las condiciones mundiales de la ciencia, la tecnología y la innovación, se tiene que convertir efectivamente en una universidad de las regiones “Para que esto ocurra necesitamos profundas transformaciones de orden ideológico, político y académico.

Al finalizar el evento, los invitados dejaron una pregunta para futuros debates: ¿por qué no considerar elevar el estatus de las sedes de Presencia Nacional al mismo de las sedes Andinas? “Considero que son las regiones las que deben ayudar a construir la Universidad del futuro y no esta la que dictamine lo que se debe hacer en los territorios”, concluyó el profesor Franco.

La próxima sesión de Tertulias Universitarias será el 26 de marzo, en el Auditorio Alfonso López Pumarejo, desde la 10:00 de la mañana, con la participación de los exrectores Víctor Manuel Moncayo Cruz, Ignacio Mantilla Prada y Fernando Sánchez Torres, quienes contarán anécdotas y logros de sus rectorías. Conduce Ramón Fayad Naffah.