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Los archivistas, garantes de nuestra memoria histórica

9 de octubre – Día Nacional de los Archivos y los Archivistas/


Los archivistas, garantes de nuestra memoria histórica


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Quizás para muchos el ejercicio de archivar documentos sea tan sencillo como guardarlos en carpetas y acordarse de ellos cuando sean útiles por alguna razón, pero lo cierto es que gracias a los archivistas podemos garantizar que tenemos un pasado, una identidad y unos elementos que nos unen como sociedad, ya sea para bien o para mal.

Su labor, por tanto, no se reduce a ser un organizador de archivos; va mucho más allá. Es un profesional que aplica su conocimiento para la recuperación, difusión, preservación de la información, conservación y conformación del patrimonio documental del país.

Gabriel Escalante Guzmán, coordinador de consulta del Archivo Central e Histórico de la Universidad Nacional de Colombia en la sede Bogotá, indica que el trabajo de los archivistas es comparable con la de los notarios, en el sentido que deben velar por la integridad de los documentos, su debida gestión, la no vulneración de sus contenidos y la difusión responsable ante la sociedad de la información que tienen los archivos.

“La ética es una parte muy importante en la actividad diaria del archivista, puesto que tiene la responsabilidad de velar por la memoria de la sociedad desde la institución en la que trabaje. En el caso de la Universidad Nacional, la tarea es preservar el legado académico y universitario, desde un contexto histórico, el cual debe estar disponible para la investigación así como para la consulta general de toda la comunidad”, sostiene Escalante Guzmán.

En Colombia, el ejercicio profesional del archivista se reglamentó en el 2010 a través de la Ley 1409, en la cual se estableció, además, el respectivo código de ética. Lo anterior debido a que los archivos documentales son, por varias razones, uno de los patrimonios culturales más vulnerables, según la Unesco.

Por un lado, es un material que puede deteriorarse o perderse rápidamente sino hay un manejo adecuado (esto aplica tanto para los documentos físicos como los digitales), y por otro, puede estar sujeto a la manipulación inadecuada por parte de agentes externos que pudiesen querer alterar los contenidos para relatar verdades amañadas (por ejemplo, con documentos relacionados con la garantía de los derechos humanos).

Es así que le Ley deja claro que el ejercicio de la archivística debe ser guiado por criterios, conceptos y elevados fines de responsabilidad, que propendan y enaltezcan la profesión. Además, que entre sus principios rectores debe estar el proteger la integridad de los bienes documentales, para que constituyan fiel testimonio del pasado; así como valorar y conservar el material de archivo en su contexto histórico, legal, administrativo y documental, manteniendo el principio de procedencia de los documentos de archivo.

Según Gabriel Escalante, es gracias a la labor de los archivistas que nuestras sociedades tienen garantizada la preservación de su memoria en el futuro; pero para que esto sea así, es necesario que los archivistas tengan claro que su ejercicio debe ser totalmente neutral a la hora de valorar los documentos.

“La ley establece que para los propósitos de archivo ningún documento es prioritario sobre otro y por tanto a todos se les debe dar el mismo tratamiento e importancia; son los usuarios los que le dan una connotación especial a determinados registros, según sus intereses particulares”, aclaró el funcionario del Archivo Central e Histórico.

Y son precisamente los usuarios de los archivos los que saben que una carta, un manuscrito o un memorando, aparentemente insignificante, nos pueden contar grandes historias de cómo se hacían las cosas en el pasado, qué pensamientos nos llevaron al actual estado de las cosas y qué enseñanzas podemos retomar para mejorar nuestro presente.

Es por eso que se celebra la labor de los archivistas todos los 9 de octubre, porque ellos son los garantes de nuestra memoria histórica.

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